Sin histerias ni posturas estructuradas, Romina posó en la bodega Nieto Senetiner ante la cámara -y frente a varias personas del establecimiento que se acercaron- con absoluta naturalidad y buen humor. “En mi vida cotidiana soy muy sencilla para vestirme. Un jean, una faldita o un short cortito siempre son bienvenidos en mi placard. Eso sí, cuando tengo una fiesta, siempre me gusta innovar y hasta ponerme vestidos jugados”, contó. Ver nota completa en Los Andes
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