miércoles, 1 de julio de 2009

El poder territorial de los intendentes es insignificante frente a una ola nacional

Los jefes comunales de Mendoza se venden más caro de lo que valen. No alumbran, no barren, ni limpian, pero se adjudican un poder territorial que les ha servido para controlar la Legislatura, condicionar gobernadores y proyectarse en términos personales.


Alfredo Cornejo, a las 18 del domingo, instalándose

Desde el Viti Fayad de las obras públicas vistosas a fines de los '80 hasta el ex intendente de Malargüe Celso Jaque convirtiéndose en gobernador 20 años después, los intendentes han desarrollado un marketing de su cargo que se contradice con la verdad. Construyeron una mentira que se instaló como verdad producto de la necesidad y no de una estrategia pergeñada por una liga de caciques.

En el estatuto del intendente prevalece un deber indelegable: alumbrar, barrer y limpiar. En el camino a la construcción de poder territorial, los jefes comunales perdieron de vista su función y se disfrazaron de gerentes lanzados a triunfar en las grandes ligas.

Que el arrastre de los intendentes es determinante para una elección provincial es una idea instalada en la provincia. A tal punto que el peronismo puso a dos intendentes a la cabeza de sus listas para tratar de paliar el castigo que la ciudadanía le preparaba a Celso Jaque, otro peronista precedido de buen marketing como jefe comunal. El marketing y los peronistas sucumbieron ante un fenómeno nacional: Julio Cobos.

Jorge Pardal y Guillermo Amstutz, iban a ser los salvadores del peronismo provincial arruinado tras las gobernaciones consecutivas de Bordón, Gabrielli y Lafalla. Pero se los comió De La Rúa. El radical Roberto Iglesias logró vender cara su gestión en la Capital para ganar la interna de la Alianza sin elecciones, pero sin la oleada nacional favorable a la fórmula De La Rúa- Fernández Meijide de nada hubiesen servido sus plumas de cacique en la general.

En la oligarquía de la política local los intendentes mandan. Hatas los jefes de departamentos insignificantes electoralmente ponen diputados y senadores y opinan sobre los legisladores nacionales. Aspiran a llegar al Congreso de la Nación y cuando llegan no saben para qué están ahí. O si, quieren ser gobernador.

Los Andes publica hoy un análisis que demuestra que el poder territorial de los intendentes fue insignificante para los resultados de la elección a nivel provincial.

Lo que sucedió el domingo, con la aplastante derrota que Julio Cobos le propinó al justicialismo de Jaque y los intendentes no es novedad. La historia electoral mendocina desde 1983 evidencia que los intendentes pueden construir poder en sus comunas pero las elecciones generales de la provincia se definen por el clima nacional, como fue reflejado por el Diario Uno durante la campaña.

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