domingo, 5 de julio de 2009

Ese lentísimo señor gobernador

Jaque se toma su tiempo con el gobierno y el PJ en llamas

Nik, ácido y talentoso humorista político, adaptó el retrógrado título de Excelentísimo Señor Presidente con que se presentaba a los jefes de Estado, sobre todo durante las dictaduras, a la imagen de Fernando De La Rúa, quien pasó a ser "Ese lentísimo señor presidente".

Ninguna conjunción de palabras se acerca más a una definición del gobernador de Mendoza, Celso Jaque, que la chanza del dibujante al expresidente. Antes de empezar a gobernar la provincia, el malargüino selló su impronta: para tomar una decisión necesita tiempo, mucho tiempo, infinitamente más tiempo del que soporta la ansiedad periodística y bastante más del que la gente común está dispuesta a cederle a una expectativa positiva.

Desde que fue electo hasta que asumió, Jaque tuvo más de un mes de tiempo, pero a los ministros recién los anunció dos días antes de recibir el bastón de mando. Mientras tanto, hubo mil operaciones malintencionadas y otras mil especulaciones periodísticas sobre quiénes integrarían el gabinete. Los ministros tomaron sus puestos cuando aún no secaban las lágrimas que produjo la honra de haber sido elegidos.

Ya en el gobierno, Jaque impuso la dilación de las decisiones como estilo de conducción. En un año y medio de gestión, los funcionarios con muñeca y aspiraciones políticas ya padecieron tantos ataques de nervios como nunca antes en toda sus vidas.

La cosa es así: desde que la realidad impone una decisión hasta que el gobernador la toma, los medios hacen múltiples especulaciones y la gente pierde la esperanza de que algo cambie a partir de la decisión del mandatario. En el medio, todos los actores involucrados o afectados por la decisión que debe tomarse pero se demora se mueven en función de sus intereses particulares, modificando todo el tiempo el contexto de la decisión gubernamental.

La actitud de Jaque frente a la rabiosa trompada que los mendocinos le dieron el domingo 28 en las urnas no hace más que consolidar el estilo siestero del mandatario. El resultado de las elecciones era cantado, sin embargo una semana después de que las urnas dieron su veredicto el gobernador sigue grogui, al menos eso demuestra. Si fuera boxeo ya le hubiesen contado hasta 10 y lo hubieran despojado del cinturón ganado en 2007. Pero la pelea por el poder no se define por knockout, al menos no sin graves consecuencias institucionales que se traducen a la vida real en sufrimiento de mucha gente.

Jaque condiciona a Jaque
Los ministros que no piensan morirse con Jaque usan a los medios para presionarlo, al igual que los intendentes oficialistas y los dirigentes del Partido Justicialista. Los analistas especulan sobre las modificaciones en el equipo y en las políticas del mandatario. La oposición vencedora en los comicios saca pecho y empieza a batallar internamente por los espacios de poder perdidos por el gobierno. Los grupos de presión se reacomodan en función del nuevo mapa político. Todos se mueven menos el gobernador.

"El pueblo no se equivoca", atinó a decir públicamente después de confirmado el amplio rechazo popular que se olfateaba desde el amanecer de su gestión. Si Jaque está convencido del significado de esa frase y no la dijo sólo porque es políticamente correcta, ha entendido que el equivocado es él. Las elecciones confirmaron que el 75% de los votantes no concuerdan con su gestión, como lo vienen revelando las encuestas desde hace mucho tiempo. La foto de la que hablan los funcionarios cuando leen las encuestas tiene movimiento, ya es una película. Hace un año Jaque era malquerido por una mayoría importante de los mendocinos y hoy lo sigue siendo de la misma manera.

Si el pueblo no se equivoca, el gobierno tiene que cambiar. El mandatario lo sabe, a menos que descrea de lo que manifiesta públicamente. Sin embargo, para torcer el rumbo de la gestión en consonancia con la expresión popular Jaque se va a tomar su tiempo. Y mientras más se demore el gobernador en hacer los cambios, menos tiempo y margen de maniobra tendrá para probar la eficiencia de los mismos.

De eso no se habla
Desde el ala más política del gobierno dejan trascender que los cambios son inminentes, mientras el gobernador sigue en silencio. Los funcionarios que aseguran que habrá una renovación gubernamental como respuesta al traspié electoral ya marcan las líneas por donde transitará el cambio. Jaque, dicen, va a reestructurar el gabinete dándole un giro hacia la política. Además, cambiará al menos tres ministros por nombres que tengan el aval del Partido Justicialista, convencido de que un relanzamiento de la gestión es imposible sin una revaloración del aparato partidario, aniquilado por paliza sufrida en las urnas.

El nuevo elenco gubernamental quedaría confirmado hacia el fin de semana, especulan los esperanzados en una nueva etapa del jaquismo. No se sabe quiénes serán los nuevos jugadores, pero aseguran que hay tres titulares que perderán el puesto: Iris Lima, directora general de Escuelas; Guillermo Miglozzi, ministro de Producción; y Sergio Saracco, ministro de Salud. Y con este último nombre surge un nuevo interrogante: ¿Jaque va a echar al ministro de Salud en medio de la lucha contra el avance de la gripe A?

No hay comentarios. :

Publicar un comentario