miércoles, 8 de julio de 2009

Un tarambana ilustrado en la ANSES

Un tarambana ilustrado que trabajó para Celso Jaque se sentó arriba de la caja estatal más voluminosa de Argentina. Diego Bossio fue designado ayer al frente de la ANSES, organismo que administra más 80.000 millones de pesos desde que fue eliminado el sistema privado de jubilaciones.

¿Quién es Bossio? Nadie, de no haberse casado con Valeria Loira.

¿Y quién es la dama? Actualmente es la segunda de la Sindicatura General de la Nación, el organismo que controla el manejo del Estado nacional, incluido el organismo que ahora conduce su marido. Loira llegó a ese lugar en virtud de la confianza que le tiene la presidenta Cristina Fernández, quien la mantiene económicamente desde que le pagaba como asesora en épocas en que se destacaba como senadora por Santa Cruz.

Bossio tuvo un despacho cercano al del gobernador en la Casa de Gobierno de Mendoza en los primeros meses de gestión de Jaque, quien lo designó como secretario de Gestión Pública, un cargo inventado para pagarle el sueldo a quien se desempeñó como asesor del malargüino en el Senado. El gobernador hablaba encantado de Bossio, a quien le asignó tareas que nunca cumplió.

Un día, cuando el gobierno empezaba y ya daba que hablar por marchar por un camino distinto al esperado por los electores que lo ungieron, Jaque hizo un retiro espiritual en Uspallata. Concentró en el Gran Hotel de esa localidad a sus ministros y las segundas y hasta terceras líneas de la administración. A pedido del mandatario, Bossio fue a ese lugar y les dio clases sobre cómo gestionar a todos los nombrados del nuevo gobierno.

Los funcionarios salían del salón adonde habló Bossio con cara de confundidos. Por miedo a la represalia del gobernador, nadie se animó a abrir la boca frente a los grabadores, aunque los más experimentados en las lídes de la política se arrimaban a los periodistas para "alertar" sobre la soberbia advertida en el disertante. El efecto de las enseñanzas de Bossio fue deplorable: el gobierno nunca funcionó. O los funcionarios no lo entendieron o el joven iluminado no sabía nada.

Si como docente del gabinete fue un fiasco, como gestor no fue mejor. Jaque le encomendó la Reforma del Estado y lo puso como negociador de la provincia en la compra de acciones de YPF, entre otros temas. El Estado hoy está peor que antes de Bossio y Mendoza no compró una sola acción de la petrolera como consecuencia del trabajo de Bossio.

El funcionario se fue de la provincia sin dejar nada positivo. Encima, antes de embarcarse definitivamente se ensució en un hecho de corrupción: el gobierno de Jaque le mandó trabajo a la imprenta del padre de Bossio en Tandil, sin un llamado previo a licitación.

Para completar el combo, Bossio tiene lazos con la iglesia. Su acercamiento a Celso Jaque tuvo algo que ver con eso. Fue uno de los pseudointelectuales que la Fundación Contemporánea le vendió al gobernador cuando éste era senador nacional.

Quienes lo trataron como funcionario en Mendoza pueden dar fe que Bossio es un tarambana ilustrado. Ahora, además, maneja una fortuna.

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