jueves, 10 de septiembre de 2009

Impresentables resultados del modelo Jaque

Hoy, Jaque reunió a sus confidentes para analizar la gestión

La estrategia de sostener alianzas con Dios y el Diablo le salió mal al gobernador Celso Jaque, como la de quedarse con funcionarios de bajo rendimiento sólo para contrariar los pedidos de distintos sectores para que los remueva. En la designación del gabinete inicial, en diciembre de 2007, se incubó el odio profundo que el malargüino logró generar en la sociedad.

El sentimiento público se ahondó al miso tiempo que el mandatario vio crecer los conflictos internos en el gobierno y el PJ sin hacer nada para resolverlos, cuando no alentando a los bandos en pugna.

La coexistencia bajo el mismo techo del mandatario con el ganso Juan Carlos Aguinaga, acompañado del policía Carlos Rico, y el defensor de los derechos humanos Diego Lavado, secundado por el abogado Pablo Salinas, fue el primer corrosivo de la imagen del gobierno. Jaque mantuvo a dos grupos que usaron a los medios como cañones para lanzar sus bombas tóxicas hasta que la intoxicación había alcanzado a toda la Administración.

La permanencia interminable de Tía Tita Lima, en la DGE, y de Guillermo Migliozzi, en producción. Los recambios para ambos llegaron tarde y, para colmo, los dos ministros caídos fueron recontratados como asesores del gobernador.

La pelea abierta y pública del poderoso secretario general de la Gobernación, Alejandro Cazabán, con varios intendentes y ministros estuvo siempre presente pero es evidente desde la paliza electoral que sufrió el PJ mendocino el 28 de junio. Jaque en lugar de resolver el conflicto lo eterniza negándolo no sólo frente al público, sino también frente a los propios implicados.

La última guerra que dejó de ser fría para hacer ebullición y rebalsarse a la opinión pública es protagonizada, nada menos que por el cuñado de Jaque, Ricardo Landete y el ministro de Salud, Sergio Saracco. El hermano de Liliana Landete, esposa de Jaque, era un número puesto para ocupar el Ministerio de Salud cuando el malarguino ganó las elecciones, pero ya ungido gobernador prefirió colocarlo como subsecretario de gestión de la cartera.

Landete nunca respetó a Saracco como jefe y no actuó en función de los lineamientos definidos por el ministro. Siempre fue igual, desde la asunción del gobierno justicialista pero salió crudamente a la luz pública ayer, después de que el propio Saracco lo plantear frente a una comisión de la Legislatura.

Landete ya había complicado la situación de su cuñado cuando decidió irse de vacaciones a Europa, ni bien se cerraron los comicios de junio y en pleno avance de la gripe H1N1. Saraco puso el grito en el cielo puertas adentro del gobierno por esta situación pero Jaque no tomó medida alguna contra su cuñado.

Hoy, Jaque volvió a ratificar a Landete, a pesar de que ya todos los mendocinos saben que el cuñado no responde a las órdenes del ministro Saracco, quien también fue confirmado pero desautorizado o lo que es lo mismo: invitado a renunciar. Eso sino quiere pagar desde ahora la condena de ejercer un cargo sin contar con el poder que el mismo otorga.

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