¡Son periodistas, estúpido!

Opinión

Celso Jaque no se siente cómodo con los periodistas rasos de las redacciones de los distintos medios de Mendoza. Él cree que son tan mediocres los cronistas que le mandan los responsables de las noticias de las empresas periodísticas que no les alcanza el intelecto para entender a un tipo que hasta Harvard, dice, fue a prepararse.

En la óptica de Jaque, su gobierno es excepcional pero los periodistas no lo entienden y lo tergiversan. A él le gustaría que toda su gestión fuera observada y relatada solamente por los editorialistas de las grandes empresas periodísticas, a quienes el gobernador les reconoce aptitudes para entenderlo, además de considerar que la ilustración de los editorialistas es mucho más permeable a los intereses de los dueños de los medios, para quienes el gobernador se reserva la billetera oficial.

Esta tarde el gobernador citó de forma urgente a los columnistas políticos de los tres principales grupos periodísticos de la provincia. Jaque está convencido de que ellos entenderán que en realidad es un gran éxito el gobierno que los cronistas y redactores interpretan como una gestión impresentable, sumida desde el nacimiento en sucesivas crisis generadas en errores imperdonables para un mandatario provincial.

Los improvisados periodistas que revelan los datos que sirven de referencia del nivel de gestión no sólo confunden a los consumidores de noticias sino que malforman la opinión de los respetados editorialistas, según cree Jaque. Cuando comenzaba a gobernar, el peronista refunfuñaba por el nivel de las preguntas que tenía que responder cuando lo rodeaban los periodistas, la mayoría acreditados de años en la Casa de Gobierno.

Incluso, Jaque prometió poner una escuela estatal para formar a los periodistas, lo que con el paso del tiempo, además de ser una despreciativa oferta para los trabajadores de prensa, fue otra mentira del gobernador, como la baja del delito y las casas para la clase media, entre las sanatas emblemáticas del mandatario.

Cuando usted deje de ser gobernador, los periodistas seguirán siendo periodistas. Y aunque no hubiese ningún periodista en toda la provincia, su gobierno no sería ni un poquito mejor. Su problema, señor gobernador, no son los periodistas. Su problema es usted mismo. Sus alianzas, sus intereses y sus métodos son los únicos culpables de que usted sea el peor gobernador de la historia pos '83 en la conciencia de las mendocinas y los mendocinos, como a usted le gustaba decir para parecerse a la presidenta Cristina Fernández.