jueves, 8 de octubre de 2009

Un gobierno confundido que confunde todo

La inútil discusión de la castración de violadores es consecuencia de la confusión del gobierno de Celso Jaque que para justificarse quiere confundir a todos. A través de la Coordinación de Prensa, el gobierno informó erróneamente sobre las implicancias del manotazo de ahogado que dio el mandatario tirando la castración de violadores para entretener a la gilada.

"Por ejemplo, habría que reformar el Código Procesal Penal y, en este tema, la intervención obligada sería la del Congreso Nacional", afirma un parte de prensa oficial emitido tras un encuentro de Jaque con el juez Penal de Menores Carlos Parma, el primer personaje de la Justicia que se presta al falso debate.

El ejemplo aludido por la prensa oficial es una mentira. El Código Procesal Penal es materia de trabajo de la Legislatura provincial, nada tiene que hacer el Congreso de la Nación en la reforma de ese instrumento jurídico. Cómo procede la Justicia es una decisión provincial, por eso en Mendoza hace años que se aplican dos Códigos Procesales. Uno nuevo, para la Primera Circunscripción, y uno antiguo para el resto. Es decir, para el Estado provincial hay una Mendoza de primera y una de última.

El gobierno confunde. Ni cambiando todos los artículos del Código Procesal Penal podría fijarse la castración entre las penas a los violadores, ya que las penas no se fijan en el Código Procesal.

Para cambiar las sanciones sobre la comisión de un delito determinado lo que hay que modificar es el Código Penal, un instrumento nacional que es materia del Congreso de la Nación.

1 comentario :

  1. HAY CINCO TIPOS DE VIOLADORES, DESDE EL QUE SE JUSTIFICA HASTA EL QUE SE AUTOAFIRMA CON LAS AGRECIONES.

    No hay un perfil global del agresor sexual. Pertenece a distintos estratos sociales, económicos y culturales. Su único denominador común es el ejercicio del poder, el deseo de humillar al otro y de utilizar sus genitales para canalizar sus frustraciones. Ninguno busca el placer sexual y utilizan este tipo de violencia como mecanismo de compensación de sus múltiples carencias. Así se desprende del «Estudio sobre el agresor y causas y situaciones de las agresiones sexuales», realizado por el Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVA) en sujetos que cumplían condena por este tipo de delitos. El informe, facilitado a ABC, establece cinco tipos distintos: el que «justifica» sus actos vejatorios y echa la culpa a la persona agredida; el que se autoafirma con sus ataques ante alguien en concreto; el «antisocial»; el que utiliza esta violencia como modo de acceder a un determinado objeto sexual -como es el caso del violador de Pirámides, un padre de familia normal y corriente, que quería poseer a mujeres guapas y jóvenes, la antítesis de su mujer- , y por último, el violador de menores, los únicos con algún tipo de psicopatología. «Son pedófilos con una grave alteración sexual, pero también son padres de familia, y en ambos casos, jamás reconocen el delito, por ello son los más difíciles de reinsertar; al margen de que se valen de su familiaridad con sus víctimas y de su silencio». El resto de los agresores tienen plena consciencia del bien y del mal. «Ni están locos ni son enfermos, suelen actuar de forma premeditada; vigilan, acechan y persiguen su objetivo, hasta conseguir lo que desean, aunque sea de este modo».

    TEXTO DE ABC.ES

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