El Kun desata la pasión por el fútbol en Agüero
Agüero es un pueblo de Huesca con 163 habitantes, casi todos jubilados. Su nombre es el apellido del Kun y, desde que el Atlético le fichó, todos van con el argentino aunque antes no les gustara el fútbol. AS pasó un día con ellos.
A Agüero y a Agüero les separan más de 600 kilómetros y les unen un nombre y un apellido, el mismo. El primer Agüero es un pueblo de Huesca, asentado bajo dos mallos formados en el cretácico, a partir de materiales arrastrados por los Pirineos. El segundo Agüero es Sergio Lionel, el argentino de 18 añitos que fichó el Atlético y que ha generado una súbita fiebre por el fútbol en el pueblo.
"Cuando lo vimos por la tele, me emocioné y le dije a mi hijo: ¡Rastrea por Internet! Los antepasados de este chico han tenido que salir de aquí!". Quien habla es Lourdes Nasarre, 60 años, jubilada y alcaldesa de Agüero. Lo explica: "En el 1500 muchos lugareños se marcharon a América tras el descubrimiento. Y por entonces te apellidabas según el pueblo del que eras...". O sea, si se apellida Agüero tiene que ser de Agüero. La edil quiere invitarle al pueblo: "porque podemos ser su cuna y porque, como dice un refrán de aquí, más vale visitar Agüero que viajar por el mundo entero".
El primer dato de Agüero se fecha en 954. Es un documento de donación de los antiguos reyes de Aragón. A 113 kilómetros de Zaragoza y 43 de Huesca, la carretera que lleva al pueblo son 45 curvas de un solo carril. Allí viven 163 personas: ocho niños y el resto, casi todos jubilados. Los oficios se acabaron, la población envejeció, los jóvenes se fueron: "Aquí sólo quedan tres agricultores, un carpintero, un hostelero, un panadero, un carnicero, una casa rural, un museo y un camping", radiografía la alcaldesa.
Pero son de Agüero. Y por eso, aunque pocos sigan el fútbol y antes ninguno fuera del Atlético, todos van con Agüero. "Ese chico es muy bueno... A ver si nos resucita un poco esto y viene una fábrica al pueblo con 20 o 25 empleos" pide Antonio Bretos, 68 años, socio del Zaragoza. El entendido de fútbol, vamos, o al menos así le llaman sus vecinos. "Ye pa nusotros un gozo tenelo con o mismo nombre que o lugar nuestro", dice Patro Muñoz, 74 años, en fabla aragonesa, mientras muestra el escudo del pueblo. "¡Mira que el chaval es majo, eh! ¡Ya podía ser de aquí!", remata. Ya piensa un menú por si Agüero viaja a Agüero: migas de pan (pan duro cortado fino, cebolla, sebo y pimentón) y carne asada. Los platos típicos de allí. "Pero, ¿cómo os extraña que Agüero no sea un crack con ese nombre?", la sentencia es de Matías. Y es que en este Agüero (hay otro en Cantabria) no habrá ni escuela ni bar, pero sí dos joyas del Románico, la iglesia de San Salvador y la de Santiago, además de un club de ancianos, La Herrería, donde cada día se reunen tras la siesta para hablar de caza y, cómo no, de su crack: Agüero.
Los ocho niños del pueblo: "¡Ven, Kun!"
Se llaman Lorena, Pau, Isra, Cristina, Manuel, María, Chicho y Sergio. El más mayor tiene doce años, el más pequeño, cuatro. Son los niños de Agüero. Los únicos que quedan en el pueblo. Y desde que fichó por el Atlético, todos sueñan con el Kun. Quieren que éste visite Agüero y se lo piden en una fotografía dedicada. "Kun, ven. Te esperamos en Agüero", resumen en una frase.
En Agüero apenas se ven cuatro canales de televisión y la banda ancha de Internet aún no ha llegado al pueblo (aunque sí el wifi), aún así, los niños se pegan al televisor cada domingo para ver los resúmenes de fútbol: todos alucinan con el Kun. "¡Cómo no le vamos a seguir! Está buenísimo y se apellida Agüero... ¡Lo tiene todo!", dice Lorena, la nieta de Narciso, una apasionada del fútbol que, además, le pega bien a la pelota. "¡Cómo no vamos a ser del Atleti si tiene a Agüero y a Torres, los más guapos!", insiste a su lado Cristina. Sergio, el más mayor, las corta: "¡Dejaros de guapuras! El Kun es bueno porque es bueno, y punto. En Bilbao, ¡meca!, los defensas ni lo olieron".
Piden que el polideportivo que se construye en el pueblo tenga los nombres de los dos: "Kun Agüero, ¿ves que fácil?". Ellos cada tarde juegan al fútbol al llegar del colegio en Ayerbe, el pueblo más grande de la zona, a cinco kilómetros, en la explanada de la iglesia de San Salvador, joya románica, cuyos arcos de entrada les sirven de portería o, si no, en un campo chiquito con pequeñas porterías cerca del río Gallego. "Kun, te retamos a un partido", le instan en la foto para que les visite. Ahí queda.
Fuente: As.com
No hay comentarios. :
Publicar un comentario