El ministro de Seguridad, Miguel Bondino, quiere un presupuesto de $480.000.000 para 2007, $130.000.000 más que este año. Es decir, cada mendocino que osa respirar, aunque esté discapacitado, medio muerto o recién nacido, tiene que resignar unos $0,82 a favor de la cartera que durante el último año se cargó la vida de al menos dos inocentes e incapacitó a un futbolista y a un niñito.
Es el 13% de lo que la provincia se piensa gastar para su funcionamiento. O el equivalente a medio kilo de pan del que compran los pobres por día para cada uno de los mendocinos, contando a los que no tienen dientes para masticar. Medio atado de 10 Phillips Morris diario resignamos cada uno de los mendocinos, contando a los que no fuman.
Una familia pobre de seis integrantes pondrá todos los días $4,92 si a Bondino le sale favorablemente la asignación que pidió. Es decir, con la mitad de la plata que el ministro se quiere gastar en enfrentar la sensación de inseguridad (el gobierno jura y perjura que lo que existe es "sensación" negativa pero la seguridad está controlada), se podría darle una comida diaria ($10 cada seis personas) a un cuarto de la población mendocina.
Otro enfoque, Bondino quiere gastarse la misma cifra que dispondrán en conjunto 48.000 familias (192.000 personas, si el tipo es de cuatro integrantes) con ingresos de anuales de $10.000, $769 mensuales más el aguinaldo y si no $833 por mes en negro.
Y la lista de comparaciones puede seguir interminablemente. Lo cierto es que mientras más presupuesto se destina a seguridad son más los crímenes. Y por esos crímenes se pide más plata para seguridad. Sin los crímenes, Bondino no tendría excusas para quedarse con la comida de tanta gente.
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