lunes, 23 de octubre de 2006

Hay más "papota" pero se la llevan pocos

Los indicadores económicos siguen expandiéndose y muestran, hacia el futuro, una visión optimista. Los registros arrojaron un alza de la economía del 8,5% en los primeros ocho meses de este año.

De este modo se consagran, para el asombro, 17 trimestres seguidos de crecimiento sostenido. Con relación al segundo trimestre de 1998, instante en que se inició la gran recesión, el PBI mejoró un 11,9%, impulsado por el sector automotor, la construcción y la producción de aluminio y acero.

Otras industrias como la textil y la metalurgia liviana básica trabajan al 90%. El economista Orlando Ferreres indica que sólo durante el mes pasado la construcción creció un 17,6% interanual. Esa mayor actividad interna está llevando a un pico máximo la generación del empleo.

Sin embargo, como oposición a ese rostro sonriente del presente, la distribución del ingreso no deja de ser injusta, desproporcionada y arrastra nudos que los funcionarios no logran desatar.

Hay, entonces, una cara y una contracara de la realidad que es buena para algunos pero incierta, carenciada y marginada para otros. Por un lado se da el “efecto riqueza”: los sectores medios y altos de la sociedad están fogoneando la actividad y la inversión. Son los mismos ámbitos que alimentan un mayor consumo y, por lo tanto, empujan los precios. Por el otro el grupo medio bajo y el pobre no alcanzan a obtener lo que necesitan a diario.

Atraso salarial

A esta altura del ciclo expansivo no se ha logrado solucionar el atraso significativo del salario real en el primer semestre de 2006 con respecto a 1998 y los bolsones de pobreza y de la indigencia. El total de pobreza es 29% más elevada que la de 1998 y la indigencia más que duplica la de 1998, aunque viene disminuyendo desde el 2002, un año en el que casi quintuplicó el registro de indigencia de la segunda mitad de los noventa.

Según datos del Indec, casi el 32% de los argentinos (más de 12 millones de personas) están sumidos en la pobreza. 4,3 millones son indigentes.

Los datos oficiales advierten que en el último año la pobreza se comprimió del 38,9 al 31,4% y son ciertos puntos geográficos patagónicos los que muestran los indicadores menos afligentes de pobreza.

Siguiendo los datos de la Encuesta Permanente de Hogares, los ingresos de los trabajadores (cuentapropistas y obreros) superaron sólo levemente a fines del año pasado la inflación originada entre el tercer trimestre de 2003 e igual período de 2005. En el mismo período aumentaron las diferencias entre hogares ricos y hogares más pobres: los ingresos fueron 16 veces mejores para los ricos.

Paralelamente esos ingresos, en general, son superiores a los del tiempo previo a la devaluación pero tienen un poder de compra inferior al de 2001. Mejoró mucho, entretanto la ocupación. Los ocupados llegan ahora a 14,3 millones sobre 11,7 millones de fines de 2001 y casi han duplicado lo que percibían en medio del colapso. Pero la inflación desde la devaluación hasta ahora es del 82,7 por ciento con lo que el poder adquisitivo entró en pérdida.

http://www.losandes.com.ar/2006/1023/economia/nota344576_1.htm

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