
El considerado mejor jugador de la historia del fútbol argentino e, incluso, mundial, efectuaba su debut en la máxima categoría de su país. Faltaban diez días para que cumpliera los 16 años y Juan Carlos Montes lo convocó para el primer equipo de Argentinos Juniors. Villa Fiorito, el humilde barrio donde nació y creció el pequeño Diego, se convirtió en una fiesta. Su familia, sus amigos e incondicionales del equipo bonaerense estaban enterados de que, al menos, jugaría unos minutos, y a pesar del calor reinante, unos siete mil hinchas se reunieron en las gradas para asistir a un hecho que el tiempo se encargaría de calificar de histórico: el debut de Maradona.
“¿Se anima, Diego?”
El ‘Bicho’ iba perdiendo por 0-1 y Maradona estaba sentado en el banquillo. Faltaban escasos minutos para el descanso, cuando el técnico se giró hacia Diego, quien recuerda con claridad ese momento: “Montes, que estaba en la otra punta del banquillo, giró la cabeza hacia mí y me clavó la mirada como preguntándome ‘¿Se anima?’. Yo mantuve la mirada y esa, creo, fue mi respuesta. Enseguida empecé con el calentamiento y en el arranque del segundo tiempo entré”.
El técnico animó a Maradona a hacer un caño para que no se sintiera acomplejado ante jugadores que en muchos casos le doblaban la edad. “Le hice caso: recibí la pelota de espaldas a mi marcador, que era Juan Domingo Cabrera, le amagué y le tiré la pelota entre las piernas: pasó limpita y enseguida escuché el ‘oooooolé’ de la gente, como una bienvenida”, recuerda el ‘Diez’, aunque ese día lucía el número 16 en su camiseta.
Argentinos Juniors perdió el partido, pero los aficionados que acudieron al estadio regresaron a sus casas con una bocanada de aire fresco en sus pulmones. Aquel niño que en los descansos de los partidos del ‘Bicho’ entretenía a los espectadores con sus habilidades con el balón (que nunca dejaba botar en el suelo) iba a convertirse en el transcurso de los años en el mejor jugador del mundo. Aquella tarde, que se presentaba como una más, acabó convirtiéndose en histórica.
Nunca se olvidarán
Juan Carlos Montes, el entrenador de Argentinos Juniors que dio la alternativa a Maradona, nunca creyó estar ante un hecho histórico. “Jamás imaginé que aquella tarde iba a quedar en la historia del fútbol. Nunca pensé que ese pibe de rulitos iba a ser el mejor del mundo en poco tiempo más. Antes de entrar le dije que tirara un caño, ¡y lo hizo!”.
Juan Domingo Cabrera, el hombre que sufrió el primer túnel del ‘Pelusa’, no olvida esa acción: “¡Cómo me voy a olvidar de ese caño! Es más: ¡cada día estoy más orgulloso de haberlo recibido!”
Fuente: Sport
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