martes, 30 de septiembre de 2008

Cuando tenían que tratar el Código de Faltas invitaron hasta a un muñeco al Senado

El muñeco espera, la Policía lo controla y Aguinaga declara


¿Qué hace ese muñeco acá? ¿Quien lo trajo? ¿Sabe algo de seguridad?

Muchas preguntas se hacían los senadores esta mañana cuando advertían la presencia de Martín Martínez en Los Pasos Perdidos de la Casa de las Leyes. Nadie conocía al joven alvearense que, a pesar de ser de trapo, trabaja en un programa de radio en su departamento. Y el muñeco de tela no tenía la culpa de estar en ese lugar justo cuando los senadores y algunos diputados iban y venían tratando de terminar de fijar las posiciones con las que llegarían a la votación del Código de Faltas de la provincia.

Se trata de uno de los pedidos que hizo casi rogando el gobernador Celso Jaque al convocar desesperadamente al Acuerdo por la Seguridad de Mendoza. Además de la rosca y de los celos entre legisladores por poner sus nombres entre los proyectos de Código a tratar, se metió Martín Martínez en la agenda legislativa del día.

El radical Walter Sanz había operado una distinción para el muñeco sureño, zona de la que proviene el senador. Y justo lo habían hecho venir desde tan lejos el día en el que los senadores aprobaron el nombramiento de Marcelo Costa al frente de la OSEP y después debatieron y sancionaron un nuevo Código de Faltas.

El muñeco de trapo no sabía nada de seguridad, ni de nada. Pero a él lo invitaron y no se la perdió. Además, en un rato en la Legislatura alegró a más personas de las que serían capaces todos los legisladores juntos a lo largo de la historia. Y les quitó protagonismo a los senadores y a los diputados.

Los únicos inocentes que deambulaban por la Casa de las Leyes en la caliente mañana eran unos pibitos de un jardín de infantes que hasta que descubrieron a Martín Martínez no sabían qué hacían en ese lugar. El muñeco les regaló un show cortito, se dejó sacar unas cuantas fotos y se volvió al sillón de Los Pasos Perdidos en el que esperó toda la mañana para ser distinguido.

A los niños ya nada les iba a parecer mejor que Martín Martínez en todo el resto de la recorrida por el Palacio Legislativo de la Peatonal Sarmiento.

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