viernes, 14 de agosto de 2009

El espanto, un aliado de Jaque y Cazabán

El Gobierno de Mendoza tambalea hundido en una fenomenal crisis política. Nunca fue tan mala la imagen de un mandatario en funciones

Jaque prefiere que se vayan todos antes de echar a Cazabán

Celso Jaque transita el último tramo hacia la mitad de su mandato entre ministros desesperados, legisladores confundidos, militantes distanciados y el más bajo nivel de imagen positiva en la sociedad que haya tenido un gobernador mendocino desde la restitución de la democracia.

Un dato de una encuesta con crédito en la consideración gubernamental causó alarma en Peltier 351. Solamente el 10% de los mendocinos considera que la imagen del mandatario es positiva, según el sondeo. En tres meses, con las elecciones en el medio, la buena imagen de Jaque perdió 20 puntos porcentuales para caer por debajo del nivel que conseguía Fernando de La Rúa en sus últimos días de presidente.

El fantasma de la renuncia
Los conocedores de ese dato en el seno del gobierno no se sorprendieron esta semana al escuchar al presidente del bloque oficialista de Diputados salir a la prensa a desmentir una posible dimisión del gobernador. Carlos Bianchinelli salió con esa postura mientras Jaque estaba en Buenos Aires y, según argumento el legislador ante los funcionarios que le pidieron explicaciones, en la Legislatura se multiplicaban los dirigentes que se metían de lleno a analizar los dictados de las normas para los casos de dimisión de un gobernador. Incluso, el vicegobernador Cristian Racconto habría engordado sus conocimientos sobre la materia, de acuerdo a la información que recogieron altos funcionarios del gobierno.

Un ministro peso pesado del gobierno defendió la desmentida ensayada por Bianchinelli, convencido de que en la Legislatura estaba instalándose un clima destituyente. Al mismo tiempo que algunos dirigentes de acá se preocupaban por esa situación, Jaque permanecía en Buenos Aires, adonde se reunió con la presidenta Cristina Fernández.

Dependencia debida
Lejos de tratar de tomar la iniciativa, el gobernador reafirmó su política de absoluta dependencia de la Nación. "La Nación no va a dejar sola a Mendoza", afirmó sin inmutarse por el significado de esa frase: la provincia de Jaque depende de la tutela de la Nación para seguir viviendo.

El sometimiento sumiso al kirchnerismo, o la exhibición del mismo, es uno de los motivos que sublevan a parte de la tropa propia contra el mandatario. La consideración de los K en la provincia está dañada, por lo que no son pocos los peronistas que pretenden un cambio en la relación de Jaque con la Nación.

No es esa la única fuente de críticas internas para el gobernador. El mandatario se aferró sin condiciones a la estrategia delineada por Alejandro Cazabán, mientras una parte del gabinete, un numeroso grupo de legisladores y la mayoría de los intendentes peronistas le piden a gritos que se deshaga del secretario general de la Gobernación y los escuche.

Está claro: la cohesión interna del PJ no se producirá por amor ni por coincidencias doctrinarias o pragmáticas. Así las cosas, el espanto se presenta como el mejor aliado que podrían sumar Jaque y Cazabán.

Cazabán más 10
Frente a estos planteos el gobernador sentó una postura contundente: "Los que no soporten seguir en el gobierno con Cazabán, tienen la aceptación de la renuncia arriba de sus escritorios".

Y Cazabán, más preocupado por la avanzada de la Justicia contra los funcionarios que intervinieron en el otorgamiento de un fabuloso subsidio a una productora de recitales que por lo que dicen de él, dejó su despacho de Casa de Gobierno para ir a escuchar a legisladores, primero, y a intendentes, luego. "Acá vino a decir que Martearena va ser apartado de la causa de los Cadillacs y que la tomará Carniello. Nos pidió que controlemos a la oposición y aseguró que cuando el fiscal se termina la investigación", reveló un diputado que percibió que el hombre fuerte del gobierno "estuvo en la reunión pero no escuchó nada de lo que le planteamos".

¿Renuncio o no renuncio?
Más de un ministro que tiene planes de seguir con su carrera política cuando termine el mandato de Jaque, está convencido que lo más conveniente en términos personales es dar un portazo ruidoso y alejarse marcadamente del gobierno.

Sin embargo, los conocedores de la política saben que abandonar el barco en las malas deja marcas negativas de porvida y, peor aún, si la salida es interpretada como causa de debilitamiento del gobierno.

Concentrados en la casa chica
Los intendentes peronistas, tractores de votos para Jaque en 2007 pero impotentes incluso para salvar sus propios pellejos el pasado 28 de junio, también miran mal a Cazabán, preferirían verlo afuera del gabinete. Pero para ellos no es esa la principal preocupación.

La suerte del gobierno de Jaque les sería absolutamente indiferente de no ser por que sus gestiones comunales serían imposibles sin fondos provinciales. Los caciques todavía se están curando las heridas sufridas en junio, mientras arman la estrategia para recuperarse en las urnas dentro de dos años.

Todo indica que esos comicios serán un punto de inflexión en la tradición electoral mendocina. Hasta este año, en la provincia nunca se desdobló la votación: los cargos nacionales, provinciales y municipales se eligieron el mismo día que fijaba la Nación. La única excepción se registró este año por decisión del intendente capitalino Víctor Fayad, quien postergó la elección de concejales (todavía no fijó fecha).

Con la mira puesta en 2011, varios jefes comunales peronistas están analizando convocar a elección de intendente y concejales un día diferente al que la provincia elija al sucesor de Jaque. Por lo pronto, los caciques peronistas están recluidos en sus departamentos tratando de recuperar la simpatía de los votantes que después de consagrarlos intendentes les propinaron una derrota en la mitad del mandato.

Si algún intendente justicialista, antes del 28 de junio, miraba de reojo o dejaba volar su imaginación hacia el mejor despacho del cuarto piso de la Casa de Gobierno ya no lo hace. El objetivo de máxima de cada uno es la elección de su comuna.

Utopía
En el gobierno, en los bloque legislativos del oficialismo y en el seno del PJ cada vez tiene más adeptos una estrategia pensada para salvar la gobernabilidad, a pesar de Jaque. El plan no prosperará porque el gobernador jamás lo aceptaría.

La idea consiste en transformar el Ejecutivo de unipersonal a parlamentario, de hecho. Es decir que las líneas de acción dejen de ser fijadas unilateralmente por Jaque y se definan por consenso con la Legislatura como paraguas institucional. Ni más ni menos que trasladar el gobierno real del barrio Cívico a Peatonal y Patricias. Los más radicales promotores de esta iniciativa no verían mal que Jaque se tomara unas vacaciones durante los primeros meses de la aplicación de la experiencia.

Nada de esto va a pasar, pero el hecho de que haya dirigentes importantes, incluso funcionarios claves del gobierno, pensando en este tipo de alternativas deja al descubierto la debilidad y ausencia de liderazgos del Ejecutivo en toda su magnitud.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario