lunes, 21 de diciembre de 2009

Hacer la cola

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Fotos tomadas entre las 10 y las 11 del 21 de diciembre en el centro de Mendoza

Para pagar la boleta, para comprar galletas, para sacar el carnet, para tomar un café, para denunciar un robo, para atenderse el bobo, para bailar, para tomar, para fumar y para todo hay que hacer cola. Nadie defiende a los usuarios, consumidores o como quiera el mercado llamar a quienes lo engordan diariamente.



En las escuelas, desde las guarderías, deberían enseñarle a los mendocinos a perder el tiempo en favor del capital y del Estado. ¿Para qué ordenar la atención si se puede hacer esperar al atendido? Esa es una máxima del comercio, la banca y el gobierno de Mendoza. La cultura de la cola



Total los CEO y los funcionarios disponen para la cola de secretarias seleccionadas sólo por su capacidad de entregarse por la cola. "¡Atrás! Haga la cola y espere que lo llame", repite el Barba del Banco Nación de la Vicente Zapata y San Juan, un ícono entre los ladrones del tiempo ajeno.



El tipo es un perfecto idiota e preparado para arruinar mañanas enteras a los clientes de la entidad de la Patria. Igual que la mina que atiende la cuarta caja del Carrefour de la Colón, una especialista en demorar el paso de cada producto por el sensor de la moderna máquina de cobrar.



Al Barba del Nación y a la piba del Carrefour les gusta tanto la cola como a los policías que hacen el carnet de conducir o a las gordas que atienden las oficinas del Registro Civil o a las nenas que venden celulares en el centro.



Hacé la cola hoy y si no alcanzás lo que querés, volvé y hace otra cola mañana. La cultura de la cola se instaló sin que nadie preguntara si te gusta o no. No duele, pero impacienta.

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