jueves, 20 de septiembre de 2012

La pelea por la reelección propició absurdas lecturas del cacerolazo en el PJ y la UCR


La reforma de la Constitución -que instaló el Gobierno no bien asumió para darle perspectivas de continuidad en el poder al gobernador, a través de la habilitación de la reelección- cayó en una absurda confrontación de todos contra todos tras la marcha antiK de la semana pasada. En ese terreno, la verdad quedó al descubierto: a Paco Pérez y a la oposición lo único que les preocupa es la reelección. Ambos dicen que la gente que protestó los banca.


Antes del cacerolazo, las cartas ya estaban echadas, la manifestación las visibilizó brutalmente. Pérez no contemplaba mandar una reforma sin reelección ni los radicales pensaban darle quórum a un proyecto sin la exclusión del actual mandatario.

Eso era antes del cacerolazo y no cambió. Por efecto de la protesta, el debate sobre la reforma sumó ribetes desopilantes. El radicalismo leyó que se trató de una cachetada al kirchnerismo interpretado por Pérez, mientras el Gobierno arriesgó, a través de González, que la protesta fue una advertencia para la oposición y que los manifestantes también reclamaron para que se reforme la Constitución de Mendoza.

 Detrás de escena, mucha gente en la calle insultando a la presidenta Cristina Fernández envalentonó al radicalismo y conmocionó al oficialismo. El Gobierno titubeó después del cimbronazo: el martes en la mañana anunció que frenaría el proyecto de reforma, pero en la tarde noche Pérez resolvió lo contrario y no sólo eso sino que levantó la apuesta confirmando que buscará eliminar la reelección eterna de los intendentes.

No son tiempos para cerrar temprano la sección política de los diarios, las cosas pasan hasta cualquier hora y dejan de pasar en el momento menos pensado. Los periodistas que el martes en la mañana hablaron con el ministro de Gobierno, Félix González, se fueron convencidos de que la marcha antiK había sepultado el proyecto reeleccionista de Paco Pérez, pero al final del día el mandatario acordó con el vice Carlos Ciurca redoblar la apuesta reformista.

Para no dejar dudas de que la reforma es la reelección, Pérez y Ciurca le apuntaron al blanco en su nueva aventura reformista.

Finalmente, el proyecto oficial contemplará que todos los cargos tengan una sola reelección. La idea está en los planes del gobernador desde el inicio de su gestión, cuando incrustó a la fuerza en la agenda pública la reforma de la Constitución, pero se enfrió por el rechazo de los intendentes peronistas.

Desde el martes en la noche, el Gobierno no habla de la reelección del número uno de la provincia sino que publicita la limitación a los intendentes, concejales, diputados y senadores de Mendoza. Todo, dicen los funcionarios, es para mejorar la calidad institucional de la provincia; el mismo argumento esgrimen los radicales para oponerse a todo.

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