El compromiso de cada uno con la represión impulsada por la Casa Rosada y los intereses que lo sustentan
El gobierno de Mauricio Macri involucró a tres gobernadores patagónicos en su cruzada para criminalizar y reprimir a las comunidades mapuches que en la defensa de sus intereses desatiendan la letra fría del Código Penal. Estos grupos son considerados por el gobierno integrantes de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), un ente sin evidencias probadas de existencia, al que Macri le atribuye prácticas terroristas.El Presidente sentó a los gobernadores Omar Gutiérrez, de Neuquén, Alberto Weretilneck, de Río Negro, y Mariano Arcioni, de Chubut, con su jefe de Gabinete, Marcos Peña, sus ministros de Seguridad, Patricia Bulrich; de Justicia, Germán Garavano, y de Interior, Rogelio Frigerio, quien fue acompañado de su segundo, Gustavo Lopetegui.
Al final del cónclave, que transcurrió con un hermetismo mucho mayor al que tienen los encuentros de ministros con mandatarios provinciales y sin una versión unificada de las conversaciones, la Casa Rosada operó la difusión de su relato del cónclave a modo de trascendido, sin fuentes identificables que avalaran los hechos develados. Una de los acuerdos alcanzados, según las filtraciones intencionales, incumbe la intromisión de los gobernadores en el Poder Judicial de sus provincias para convencer a los jueces locales de entregar a la Justicia Federal todas las causas que puedan vincularse al difuso RAM.
Los gobernadores, cada uno por su cuenta, salieron a contar lo que querían que el público supiera de las posturas que asumieron frente a la convocatoria del gobierno nacional. Gutiérrez, quien fue el más moderado de los tres, y Arcioni no mencionaron haber discutido un acuerdo para operar a la Justicia de sus provincias en pos del traslado de causas al fuero Federal, a diferencia de Weretilneck, quien precisó que "la unificación de las causas del RAM en la Justicia Federal" es parte de la estrategia abordada con el gobierno de Macri.
El rionegrino sostiene abiertamente una postura melliza de la que prima en el gobierno nacional. "No hay ningún tipo de diálogo posible. El caso de la RAM se van a coordinar las acciones de las policías provinciales, de la justicia provincial, con Nación, a fin de unificar causas y casos que se ha adjudicado o ha reivindicado la RAM", espetó ayer, después de abandonar la Casa Rosada.
El discurso de Weretilneck sobre la cuestión mapuche suena como música en los oídos de Macri y sus funcionarios. Para muestra, un botón: "Lo último que sucedió en Bariloche es que empezamos a observar el reclutamiento de jóvenes de distintas ciudades para utilizarlos como si fueran una fuerza de choque o mano de obra para los proyectos que tienen la dirigencia de la RAM", declaró.
Gutiérrez y Arcioni, quienes se expresaron por medio de comunicados de prensa, priorizaron el diálogo como camino para la resolución de los conflictos planteados con las comunidades del pueblo mapuche que habitan sus provincias. A la vez, parcelaron la tolerancia a las acciones de protesta en los límites de la Constitución y las leyes. Gutiérrez no hizo ninguna referencia al RAM en sus declaraciones; Arcioni si.
“Las temáticas de las comunidades requieren un abordaje múltiple, dinámico, abierto que involucre a sectores sociales y gobiernos. El diálogo es la herramienta para atender cualquier problemática”, mocionó el gobernador de Neuquén, una provincia que tiene 64 comunidades mapuches declaradas por la federación que las representa, de las cuales 54 fueron reconocidas como tales por el Estado provincial.
“Los pueblos originarios son argentinos, neuquinos, rionegrinos, chubutenses. Este modelo constitucional no es un tecnicismo, es la visión política del país adoptada a partir de la reforma de 1994 y refleja la diversidad en la unidad de una sola Nación", declamó Gutiérrez.
Y a renglón seguido advirtió: "Si la Justicia detecta grupos -sean de comunidades originarias o no- que subvierten el orden constitucional, pues el peso de la Ley ha de caer sobre ellos".
El neuquino remató su postura con el esquema que pretende para encarar el diálogo que resuelva los conflictos. “Es tiempo de conformar un espacio de articulación entre los gobiernos nacional y provinciales, con presencia de la justicia, los legisladores, y todas las comunidades originarias, todas, no sólo aquellas que por distintas razones tienen mayor visibilidad. Debemos fijar mínimos comunes y dejar trazada la senda por dónde se puede caminar y por dónde no", proyectó el neuquino.
El chubutense Arcioni, por su lado, remarcó de entrada que “existe en nuestra Provincia un respeto absoluto a los derechos de la comunidad Mapuche”.
Y asumió que “la Provincia se encuentra en una situación delicada" antes de opinar que "la forma de sacarla adelante no es imponiendo programas desde arriba sino a través de la participación de todos en acuerdos que sean de tipo amplio y pluralista. Esto incluye, desde ya, a la comunidad mapuche”.
Más adelante, estableció los límites de acción para las protestas. “En los casos que haya acciones violentas se va actuar de acuerdo a lo que marca la legislación vigente y se impulsarán las medidas judiciales que sean necesarias”.
Sobre la reunión con el gobierno nacional, consideró que "fue productiva: siempre es bueno aunar criterios y establecer modos comunes de actuar entre las fuerzas de seguridad ante cualquier hecho de violencia y particularmente los que pueda protagonizar este grupo radicalizado RAM”.
Quién es quien
Weretilneck es la principal espada política en el territorio de la guerra que desplegó el gobierno de Macri contra las comunidades mapuches que le generan más molestias. El rionegrino acuerda con la estrategia represiva para enfrentar a los militantes mapuches que dan pelea por todos los medios, sin reparos en el Código Penal, en pos de sus objetivos. En su provincia cayó Rafael Nahuel, quien recibió un balazo por la espalda cuando efectivos de Prefectura reprimieron a un puñado de integrantes de una comunidad mapuche que se escapó de un operativo de desalojo a cargo de fuerzas federales en el que fueron detenidas varias mujeres.
El alineamiento automático del rionegrino tiene más de una causa. Por un lado, el gobernador responde a los lobby de los terratenientes y de los empresarios turísticos, que son los enemigos reales de las reivindicaciones que exigen los mapuches afincados en Bariloche y alrededores. Por otro lado, Weretilneck sopesa que son más los rionegrinos que empatizan con las actividades empresariales que los que lo hacen con los reclamos mapuches, al margen de la justicia o legitimidad de los argumentos de los contrincantes. Los de los primeros insertos en los canones del sistema capitalista que domina el aparato ideológico imperante, y los de los otros matizados por el legado de una cultura arrasada, junto a la mala prensa de los medios para trascender al alcance de los excluidos.
Otro motivo determinante (tal vez el más importante) para que Weretilneck sea la espada más afilada del macrismo en la guerra montada contra los mapuches está incrustado en el corazón del armado político del gobernador y de su futuro en la vida pública. El Brujo, como se lo conoce en la intimidad de la rosca, acaba de experimentar una revolcada de proporciones invaluables en el presente. Su lista de legisladores salió tercera en las PASO de agosto en una provincia que, por su población, elegía dos diputados nacionales.
Vapuleado, Weretilneck prefirió salvarse sólo antes que apostar a una remontada que le diera vida a su espacio político. Hizo un pacto con el macrismo: le aseguró gobernabilidad y la posibilidad de subirse a un cargo una vez culminado su mandato provincial a cambio de retirar la lista de su partido de las elecciones generales de octubre.
En las PASO arrasó el Frente para la Victoria, encabezado en la contienda por María Emilia Soria, hermana de Martín, intendente de General Roca, ambos herederos de sangre de Carlos Soria, quien fuera asesinado de un balazo por su esposa a pocos días de asumir la Gobernación ganada en las urnas en 2011 con El Brujo como vicegobernador. Weretilneck llegó a la Gobernación por fortuna. Y ganó la reelección en elecciones de 2015 contra Miguel Pichetto, tras una maniobra de alta escuela que implicó adelantar los comicios en función del dictado de las encuestas que lo daban temporalmente con mejor intención de votos que el operador peronista.
Los Soria dieron el batacazo en las paso de agosto de este año. Las proyecciones hacia las generales anticipaban que si la competencia era entre todas las listas participantes en las PASO, los dos cargos en juego podían ser para la lista de los Soria, que se abrazaron al kirchnerismo con matices para la contienda. Al final, Cambiemos consiguió la segunda banca por Río Negro después del pacto de Weretilneck con el macrismo que decantó en la retirada de los candidatos del oficialismo provincial de las elecciones generales del 22 de octubre. El Brujo cambió la maleta con variedad de pócimas que los llevó hasta donde está por lo que un pacto con Macri le pueda dar... Y quitar.
El otro heredero
Mariano Arcioni no cumplió todavía dos meses al frente de la Gobernación de Chubut. Heredó el mando, el 31 de octubre, cuando murió el gobernador electo Mario Das Neves, un experimentado dirigente peronista que recuperó el poder real del gobierno de su provincia en 2015, sacando del juego a Martín Buzzi, quien se presentó como su delfín en las urnas y lo traicionó para alinearse con el kirchnerismo, al que aportó Das Neves hasta dar un portazo después del 2011 convencido de que era lo apropiado para sobrevivir en la política. Acertó.
Das Neves se alió a Sergio Massa, pero fue crítico acérrimo del macrismo mientras estuvo al frente de la Gobernación. Su postura frente al conflicto mapuche quedó en evidencia y ligada a la del gobierno nacional cuando salió públicamente a bancar la acción represiva que derivó en la muerte de Santiago Maldonado.
La muerte de Das Neves le sirvió la Gobernación de Chubut a Arcioni, el vice del histórico dirigente de la provincia. A la vez que le dejó entre la herencia, el conflicto mapuche.
El vice sucesor del poder provincial no tiene ni por asomo la espalda del gobernador electo caído en el ejercicio del cargo. La catapulta del conflicto con los mapuches orquestada desde la Casa Rosada lo encuentra en una posición de debilidad difícil de saldar en una ronda de negociaciones conducida por la plana mayor del macrismo.
Las circunstancias explican la postura intermedia del flamante gobernador de Chubut en la mesa de operaciones del gobierno nacional contra la resistencia mapuche.
El socio
El gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, tomó mayor distancia con la Nación que sus pares patagónicos en el discurso sobre la cuestión mapuche. Neuquén tiene a Vaca Muerta y la extracción de no convencionales en la formación se ha dado a la par de negociaciones diversas con las distintas comunidades mapuches que reclamaron derechos de propiedad de los campos que guardan oro negro y gas en el subsuelo.
Gutiérrez mantiene una alianza estratégica con el macrismo en pos de generarles condiciones apetecibles a la petroleras para desembarcar a llevarse la riqueza del sótano del centro norte de la provincia. Por eso, el neuquino tiene un margen de libertad mayor en el conflicto mapuche que el de Arcioni y, sobre todo, Weretilneck.
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