viernes, 3 de agosto de 2018

Los precios de las naftas tienen un retraso del 25% respecto al mercado

Si bien el gobierno liberó la actividad, luego debió trabar las subas por la magnitud de los efectos de la corrida cambiaria y la suba del crudo en el mundo.

Los precios de los combustibles en las estaciones de servicio están atrasados alrededor del 25 por ciento de los que debieran tener si estuviese realmente liberado el mercado, como en apariencias es en el país desde fines del año pasado, cuando el ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, tomó esa decisión. No obstante, el gobierno derogó defacto esa política, puesto que no modificó formalmente la disposición de Aranguren, ante la corrida cambiaria y el aumento del precio internacional del crudo, dos de las principales variables para la cotización del mercado local liberado.

La consultora Economic Trenes acaba de informar los resultados de un estudio que realizó a pedido de los estacioneros de Córdoba, en base a datos de Ministerio de Energía de la Nación, que da cuenta del atraso de los precios en los surtidores respecto a los que impone el mercado. La situación es la garantía de que los tarifazos en los combustibles tienen larga vida aún. 

“Teniendo en cuenta la incidencia del precio internacional del petróleo Brent, la cotización del dólar, los precios internos de los biocombustibles y los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono sobre los precios internos de los combustibles, es posible estimar un atraso en el surtidor de 25.1 por ciento en el caso del gasoil grado 2; 22.3 en el grado 3; 25.9 en la nafta súper y 23.5 por ciento en el caso de la nafta Premium”, reza el informe recibido por la cámara de estacioneros cordobeses.

El escrito precisa que, al 30 de julio de 2018, el precio de las naftas en Argentina estuvo por debajo de la mayoría de los países de la región, USD 1.06 por litro. Fue superado por Paraguay (USD 1.08 por litro), Perú (USD 1.09 por litro), Brasil (USD 1.20 por litro), Chile (USD 1.33 por litro) y Uruguay (USD 1.80 por litro). Lo mismo ocurrió con el gasoil.


El gobierno operó sobre las petroleras para conseguir primero un  acuerdo que congeló los aumentos, salvo por cuestiones impositivas, durante un par de meses, mientras tuvo lugar el grueso de la corrida cambiaria. Luego, habilitó aumentos controlados que se irán produciendo todos los meses hasta llegar a la fluctuación que imponga el mercado, sin más injerencia gubernamental. Al menos esa es la promesa vigente, que sobrevino a la ruptura de la promesa original, según la cual desde fines del 2017 el precio de los combustibles está liberado.

Para posibilitar el acuerdo de precios, las petroleras debieron fijar precios para el crudo que va a las refinerías por debajo de la cotización del barril en los mercados internacionales, como así también inventar una cotización para el dólar diferente a la de las pizarras de las casas de cambio y los bancos.

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