sábado, 21 de noviembre de 2009

Sandromizados

Mendoza se sandromizó. Con la misma facilidad de un niño chiquito para cambiar un juguete que ansió durante meses no bien sus padres se lo compraron por una bolita vieja y sucia que estaba tirada en la calle, los medios de esta provincia abandonaron la pálida realidad que justificó su existencia en los últimos días para correr del aeropuerto al hospital Italiano siguiendo a Sandro y a los órganos destinados a salvarle la vida.



El viejo y moribundo Roberto Sánchez eclipsó a la prensa -en sintonía con la demanda de los consumidores de noticias- en el final de una semana trágica para las cuentas públicas y las instituciones del Estado mendocino.



La brillante capacidad de respuesta frente una afección terminal que distingue al equipo de Cardiocirugía del Hospital Italiano, proyectó a Mendoza hasta el último rincón del mundo conquistado por la fama del Gitano. Al mismo tiempo -sin ninguna intención-, barrió hasta abajo de la alfombra las peores miserias enquistadas en los poderes del Estado que fueron desnudadas impúdicamente por la dirigencia política local en los días previos al aterrizaje del ídolo de las "nenas" en estas tierras.



Celso Jaque consiguió que la Cámara de Diputados lo autorizara a endeudar a los mendocinos en $420 millones al final de una sombría concatenación de transas conducidas por los intereses privados del gobierno central, de los caciques comunales, de las líneas internas de los partidos y de los líberos con bancas legislativas. La necesidad vital de Sandro y la famosa pericia en trasplantes del cardiocirujano mendocino Claudio Burgos cortinaron las peores sospechas y las acusaciones directas de pago de coimas, traiciones y otras formas de corrupción que demarcaron el destino de las negociaciones que precedieron la votación de los diputados concretada a la una de la mañana del jueves.



La atracción mediática de la pelea contra la muerte del sex symbol preferido de las féminas encaminadas, cuando no condenadas, a la tercera edad fue un escondite tan fortuito como efectivo para las miserias que en Mendoza definen el modelo de provincia que construye la dirigencia rentada con fondos públicos.



El bisturí de Burgos eliminó del cuerpo de Sandro los órganos inutilizados en buena medida por los desarreglos del artista con tanto éxito como extirpó del centro de la escena una nueva traición entre radicales, la desarticulación inocultable del Partido Demócrata y el espanto que unificó al peronismo detrás de la conducción del hasta hace poco malquerido Alejandro Cazabán.



La clase política mendocina seguirá desplegando chicanas miserables unos días más, hasta que el Senado defina el futuro del deseado endeudamiento de Jaque. Cuenta para eso con la tranquilidad de que los ojos de la opinión pública estarán clavados en el hospital Italiano, alejados de la sede del Honorable Poder Legislativo.

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