La realidad es continuada, al que hasta hoy le va mal no le va a cambiar la vida porque cambie el almanaque de la cocina. En lo colectivo, lo que distingue a este año es que hay un Mundial.
Argentina llega a esa competencia con un equipo cuestionado, un técnico maltratado y una sociedad enojada, dividida y violenta. La Selección puede cambiar todo eso y volver a poner al país apretado en un puño gritando por Argentina, como lo hizo Diego Armando Maradona en el '86.
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