viernes, 19 de marzo de 2010

Se acomodan los gatos en la bolsa radical

A los radicales les fascina la interna pero no comen vidrio. Superada la pelea por la lista de concejales de Capital y a 40 días de la renovación de las bancas de la Legislatura, se empezaron a ordenar los gatos en la bolsa del radicalismo mendocino.



El jueves en la noche, San Carlos fue el epicentro de la muestra más clara de reacomodamiento interno que exhibió el partido desde el cisma que provocó la alianza de Julio Cobos con el kirchnerismo. El retorno del ex gobernador Roberto Iglesias a la estructura orgánica de la UCR, después de haber bombardeado desde afuera la reconstrucción iniciada el año pasado, fue el hecho saliente de una velada auspiciosa para la reunificación del partido.



La excusa fue la asunción de las autoridades partidarias en el departamento del Uco, adonde además del presidente del Comité Provincia, César Biffi, confluyeron la Línea Federal, encabezada por el intendente de Tunuyán, Eduardo Ginert, el cobismo reinsertado en la UCR, resumido por el intendente de Godoy Cruz, Alfredo Cornejo, y el iglesismo, representado por su líder. El intendente capitalino, Víctor Fayad, enfrascado en la campaña electoral de cara a los comicios municipales del 28 de marzo, acompañó espiritualmente a través de una carta de salutación a las nuevas autoridades del radicalismo sancarlino y de adhesión al encuentro.



La convergencia de todos los sectores de la UCR en el Valle de Uco demostró un giro abrupto en las conflictivas relaciones internas, al mismo tiempo que acotó brutalmente el margen para seguir jugando por fuera de la estructura a los radicales referenciados con Cobos que aún se cobijan en el Confe, el partido creado para respaldar al ex gobernador cuando fue echado de la UCR. Entre las facciones reunidas en San Carlos conviven amores y odios hacia el vicepresidente pero también coexiste la convicción de que es necesaria una construcción local con miras al 2011 que no esté librada exclusivamente a la suerte de Cobos, como lo está el futuro del Confe.



Doblarse para no desaparecer


"Que se quiebre pero que no se doble", es la máxima levantada por el radicalismo ortodoxo encarnado en Mendoza por el iglesismo mejor que por ningún otro sector partidario. Dar la pelea política sin salirse del carril demarcado por ese eslogan le ha costado muy caro a Iglesias en términos de construcción. Pasó de ser el líder indiscutido del partido, en 2003, a no poder reunir una mínima tropa para disputar espacios internos de cara a las elecciones de 2009.



Hace tiempo que el Mula no tiene ningún intendente que le responda y el 1 de Mayo, cuando Celso Jaque lea el discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura, no habrá ningún incondicional de Iglesias sentado en una banca. Sólo le quedará el respeto de algunos radicales radicales, un abono para la idea romántica de no doblarse aún a riesgo de quebrarse que no sirve de nada a la hora de armar un sector con posibilidades reales de disputar espacios de poder dentro del partido.



Para seguir existiendo Iglesias necesita doblarse, tanto como de él necesitan algunos radicales que, sin la chapa y el prestigio del Mula, salieron mejor parados de los últimos reacomodamientos gracias a que obviaron los límites demarcados por la ortodoxia. Entendiendo como es el juego, Iglesias dio el primer paso de regreso a la rosca partidaria en el acto central de la Vendimia, adonde presenció los silbidos del público a Jaque junto al intendente Fayad. El jueves en San Carlos confirmó que está de regreso.



El impacto en el plan de Cobos


La vuelta al ruedo de Iglesias y el avance de la reunificación de la UCR mendocina son sucesos que estaban entre las aspiraciones de Cobos. Con la cabeza puesta en la candidatura presidencial para 2011, el vicepresidente no se plantea liderar al radicalismo provincial ni se desvela por ser el elector interno del candidato a gobernador del partido. Cleto quiere a todos los radicales mendocinos dirimiendo sus diferencias dentro del partido, aunque no consiguió que todos los dirigentes que se afiliaron al Confe volvieran al viejo amor, a pesar de meterles presión.



De cara a los comicios de 2009, adelantados cuatro meses por el kirchnerismo, bajó a la provincia, armó el Frente Cívico Federal y se cargó sobre sus hombros la campaña sólo porque su candidatura presidencial se desvanecería sin un triunfo en esa contienda. Le fue muy bien en las urnas y se consolidó como candidato nacional, pero ni bien cumplió con su objetivo dejó de conducir a la fuerza en Mendoza.



Después se involucró nada más que cuando se lo pidieron: instó a sus fieles afiliados al Confe a volver a la UCR y fue decisivo para que César Biffi tomara la presidencia del Comité Provincia al levantarse la intervención que pesaba sobre ese órgano. Sabe que Iglesias y Fayad no lo pueden ni ver y que si pueden lo perjudicarán pero igual los quiere adentro de la UCR junto a sus fieles. Por ahora, el vicepresidente tiene todas sus energías puestas en otros enemigos y persigue objetivos distintos a los de sus rivales en la interna del radicalismo mendocino.

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