miércoles, 21 de julio de 2010

"Mendoza nunca va a ser mineradependiene"

"Mendoza tiene diversificada su economía, por eso nunca va a ser mineradependiente". De ese concepto parte Guillermo Carmona, secretario de Ambiente de la provincia, para explicar por qué las empresas explotadoras de minerales tardan mucho más tiempo acá que en otras provincias para conseguir la autorización para empezar a extraer y, encima, son sometidas a restricciones inexistentes fuera de Mendoza.

El discurso de Carmona interpreta fielmente la postura del gobierno de Celso Jaque en materia minera. El propio mandatario se encargó de despejar las dudas generadas por señales ambiguas emitidas desde la Casa de Gobierno: "De minería hablen con Carmona", indicó a la prensa después de discutir ampliamente con el secretario la política a seguir frente a la presión de minera San Jorge para conseguir la habilitación de la extracción de cobre y oro en Uspallata sin hacer un estudio hidrológico exigido por la Secretaría de Ambiente.

El Gobierno, de acuerdo a la exposición de Carmona, considera que al no ser la minería de vida o muerte para la economía provincial, Mendoza tiene margen para extremar la rigurosidad de los controles a niveles muy superiores que los establecidos en estados que se sostienen gracias a la extracción de minerales. Para los responsables de San Jorge, las exigencias de la Secretaría de Ambiente para asegurar que la extracción no sea contaminante exceden los requerimientos de un estudio de impacto ambiental para este tipo de actividad.

Por eso, la compañía se niega a realizar un estudio hidrológico que le exige Ambiente antes de emitir un dictamen de impacto ambiental. En las últimas semanas, la empresa activó una estrategia de presión hacia la secretaría comandada por Carmona, con la convicción de que el funcionario no contaba con el aval del Gobierno en la pelea.

Pero la ratificación por parte de Jaque de la política del secretario de Ambiente cambió el escenario para San Jorge, ahora el enemigo es el gobernador. De nada le servirá a sus intereses el guiño entusiasta de un grupo de funcionarios del Ministerio de Infraestructura.

En Mendoza, como no hay dependencia de la minería, las decisiones políticas navegan cansinamente entre las orillas dominadas por los deseos de los ambientalistas, convencidos de que no hay forma de hacer minería a gran escala sin dañar las condiciones de vida, y de los impulsores fanáticos de la actividad, movilizados en su mayoría por la expectativa de obtener algún rédito económico de la actividad.

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